23 de septiembre de 2012

Dos desconocidos.


Él era un casanova, paseandose por la actual Roma, con smoking y vaqueros. Ella, rara para los demás, de esas a las que no se les ve nunca en vaqueros. Lo que se podría llamar una chica especial, de esas que parecen sacadas de años a tras, de épocas más sencillas. Como caras opuestas de un dado, cruzaron sus miradas en una calle pequeña pero atestada. Entre tanta gente sus ojos no podían mirar a nadie más…
Ella era guapa, con ese encanto que tienen todas las chicas con cierto aire infantil. Él, el canon de belleza para cualquier chica. ¿Quién no se fijaría en ese chico alto y rubio que pasa como una exhalación?
Intercambiaron una pequeña sonrisa, ella era demasiado tímida para pararse a conversar con aquel elegante chico. ¿Y qué pensaba él? ¿Para que parar a hablar?, había muchos peces en el mar con los que conectar igual, y pararse en medio de la calle no era lo más adecuado.
Ella decidió seguir, él decidió ignorar. Los dos se alejaron por caminos contrarios, con la pequeña espinita clavada de lo que podría haber pasado…

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